Cuando nada se siente real

Hay momentos en los que todo parece estar bien, pero por dentro sientes que nada es realmente tuyo.

Miras a tu alrededor y todo se ve borroso, como si estuvieras viviendo tu vida en tercera persona. Estás ahí, pero a la vez no.Y es extraño, porque no hay un motivo concreto, solo una sensación constante de vacío, de desconexión, de que lo que te rodea no encaja del todo contigo.

Te levantas, haces lo que tienes que hacer, sonríes cuando toca… pero algo dentro no reacciona. No hay emoción, no hay entusiasmo, no hay ese brillo que antes te hacía sentir viva.

Y te preguntas en qué momento lo que era real empezó a sentirse tan lejano.

A veces no se trata de que todo esté mal, sino de que estás cansada. De tanto dar, de tanto sostener, de tanto aparentar que todo va bien cuando en realidad estás intentando no desmoronarte.

Sentir que nada es real puede ser una forma del cuerpo y la mente de pedirte pausa, de recordarte que necesitas reconectar contigo, con lo que eres, con lo que de verdad te mueve.

Quizá no haya respuestas rápidas ni soluciones mágicas. Pero hay algo que sigue siendo real, aunque ahora no lo sientas: tú. Tu forma de sentir, de resistir, de buscar sentido incluso en medio de la niebla.

Porque aunque todo parezca difuso, sigues aquí. Y eso también cuenta.

Aunque a veces, ni siquiera tú sepas si sigues siendo tú.