Si esto es intentarlo…

Cuando empiezas algo en serio con alguien, es normal que aparezca el vértigo. Por un lado, la ilusión de lo nuevo, las ganas de quedarte, de construir, de descubrir qué puede salir de ahí. Por otro, el miedo: a no ser suficiente, a que no funcione, a abrirte de verdad y que duela.

Y creo que esa mezcla es lo que lo hace real. Porque si fuera solo miedo, ya habríamos huido. Y si fueran solo ganas, quizá no tendría tanta profundidad. El miedo habla de que nos importa, de que no queremos perderlo. Y las ganas… hablan de que, a pesar de todo, estamos dispuestos a intentarlo.

Decir “si esto es intentarlo, me da tanto miedo como ganas de quedarme” no es una contradicción. Es simplemente reconocer que el amor verdadero se siente así: un salto al vacío donde tiemblas, pero al mismo tiempo deseas volar.

Al final, lo importante no es que desaparezca el miedo, sino que las ganas de quedarse sean más grandes que él.